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27/08/2014 Una pasarela por la historia
Este año, bajo este reclamo, la Semana Cultural de Pajarón se volvió a celebrar reviviendo recuerdos y recobrando resquicios de su pasado. El de su gente.
Esta cita, ya
tradicional, anhelada y esperada que ha tenido lugar entre el 20 y 24 de
Agosto, ha reunido además de hijos y vecinos, a visitantes y amigos. Siempre en
torno a la cultura en un ambiente cordial. En esta edición Pajarón contó con la
presencia del Diputado de Cultura y Turismo de la Excelentísima Diputación de
Cuenca, D. Francisco Javier Domenech, organismo provincial que ha colaborado
en este
evento organizado por el Ayuntamiento de Pajarón.
Viene siendo habitual
desarrollar múltiples actividades y, por eso, este año hay que destacar que los
talleres, dirigidos a niños y adolescentes, han estado marcados con un toque de
originalidad gracias a la colaboración de Samuel López. Elaboración de objetos voladores, comentas,
disfrutar entre pompas de jabón al aire libre, han sido algunos de los
detonantes para contar con una participación excelente. Además se llevó a cabo un taller de plantas
medicinales, de su uso y aplicación, todas ellas extraídas de las inmediaciones
del pueblo. Esto hizo que resultase atractivo e interesante para los adultos.
El día más esperado,
que embarga ilusión a sus habitantes y pone a prueba "cámaras",
baúles y cómodas, tuvo lugar el 23 de Agosto en el lugar de reunión
acostumbrado, la plaza del pueblo. Con
"Una pasarela por la Historia" aconteció un desfile muy especial
donde los modelos fueron los pajaroneros y los trajes y vestidos aquellos que
se lucieron entre los años 50 y 80 para celebrar un acontecimiento importante
en torno al cual también se reunía a seres queridos. Es decir, con ello se
desempolvó el grato recuerdo de las comuniones y bodas que se celebraron en
estas décadas. Todo esto hizo que se forjase un homenaje entrañable y curioso
para estas generaciones pasadas que los vistieron, suscitando cálidos recuerdos
en muchos y trasladando en el tiempo, sin duda, a todos los allí presentes. Y,
como éstos otros no se podían lucir, en el mismo lugar se expusieron trajes de
cristianar de la época mencionada e incluso décadas anteriores, años 40, cuya
curiosidad importante es que algunos de estos trajes de bautismo habían sido
utilizados para hermanos de familias del pueblo, destacando también su
laboriosidad y encanto, éste que sólo transmite el paso del tiempo. En cuanto a
los trajes de novia, estrenados en el pueblo entre esas décadas, resaltó el
color negro presente en los vestidos de la década de los años 50, y el corto en
su patronaje. Contraste que cambió en los 60, con el color blanco como
protagonista, primero con un diseño corto pasando a finales de esta década a un
convencional largo. Manteniéndose así en los 70 y 80 aunque con otro modelado y
complementos a destacar.
La moda y los patrones cambian con el transcurso de los
años, como bien se reflejo en este especial desfile, pero lo que siempre
permanece es la ilusión de un pueblo que se reencuentra con su pasado. Eso es cultura.
Marta Sáiz Jiménez
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